Los complejos familiares: un comentario (*)

Alejandro Sosa Días

Fernando Botero , Una familia , 1989.

En el marco de la primera clase del seminario de la Red AAPP encaramos el comentario de algunos temas desarrollados por Lacan en uno de sus primeros escritos “Los complejos familiares”, publicado en nuestro país como “La familia” con un prólogo de Oscar Masotta. El texto fue preparado para la Enciclopedia Francesa.

Lacan, en el momento de escribir este texto académico, era un médico que estaba entrando en el ámbito del psicoanálisis. El objeto de estudio invocado es tratado desde el punto de vista de la teoría analítica. Pero Lacan también subraya la necesidad de recurrir a saberes como la sociología, la antropología, la historia, el derecho, la estadística social.

Una referencia lacaniana central en este escrito es Emile Durkheim. También, como ha mostrado Juan Pablo Lucchelli, Lacan tuvo en cuenta la colección de ensayos sobre la autoridad y la familia realizada por miembros de la naciente Escuela de Frankfurt.

Hay dos temas que me parece necesario subrayar. Durkheim ubica la declinación del padre como un rasgo ya visible hace un siglo. Pero también resalta la contracción de la familia en la modernidad, a la que Durkheim nombra como familia conyugal. Lacan menciona explícitamente la primera formulación y rescata el concepto durkhemiano de familia conyugal para plantear que este último desarrollo condensa y permite entender la historia de la familia humana.

La familia es, para Lacan, un tipo de asociación que es a la vez natural y social. Implica la sucesión de generaciones a través de una base orgánica y biológica. Pero también una serie de reglas de composición y desarrollo que ordenan esa trama de una determinada manera y que, además, encuentra una correlación con el orden social. La composición familiar es vista por Lacan a través de los siguientes planos: descendencia y parentesco, autoridad, leyes de transmisión y un último aspecto que agrupa como matrimonio y psicología.

La base en que se sustentan estas determinaciones son una serie de características de la especie humana: 1) un desarrollo singular de las relaciones sociales 2) una capacidad excepcional de comunicación debida al lenguaje articulado 3) una economía paradójica de los instintos. Lacan destaca que la realidad de la familia es de orden mental y cumple con dos reglas de composición: la represión de los instintos y la instauración de la lengua materna.

La noción que Lacan introduce en este texto es la de complejo. Los complejos familiares representan un determinado estado del desarrollo psíquico. Pero esto dista de ser un esquema simplistamente evolutivoporque el complejo representa la repetición en lo vivido de una fijación psíquica que debería encontrar otra clase de respuesta. Esto último es lo que Lacan caracteriza como el condicionamiento del complejo. El sujeto queda detenido en la prehistoria de su desarrollo. El complejo funciona a causa de las insuficiencias de las funciones vitales. No es que no interviene nada orgánico sino que lo orgánico/biológico es desbordado debido a sus fallas. El orden humano supone la subversión de toda fijeza instintiva. Los instintos son explicados mejor por el complejo que a la inversa. El complejo permite explicar mejor objetos más ricos, es decir con más determinaciones, ya que no se regulan mediante leyes como la del todo o nada.El complejo, según Lacan, abarca la organización afectiva, la relación a un objeto y el choque del condicionamiento del complejo respecto a la realidad. El complejo no es necesariamente inconsciente. La parte inconsciente del complejo Lacan la denomina imago.

La estructura de este texto lacaniano comienza explicando los dos conceptos básicos, que figuran en el título: la familia y los complejos. Después detalla la naturaleza de los tres complejos básicos: destete, intrusión y Edipo. Y finaliza con una exposición de clínica diferencial freudiana en donde detalla esta temática en las psicosis y las neurosis. No reseñaréeste último tramo. Sin embargo convendría señalar que en el penúltimo párrafo Lacan vuelve al inicio de lo tratado en el texto cuando describe y analiza el predominio del principio macho, su reverso en el ocultamiento del principio femenino debajo del ideal masculino y la protesta viril como salida freudiana del complejo de Edipo.

Destete e intrusión pueden entenderse como heridas narcisistas que, a posteriori, son reorganizados en el Edipo. En este texto también encontramos una centralidad del deseo materno que volverá de diferente materna en otros momentos subsiguientes de la enseñanza de Lacan. Una poderosa imagen como la de la boca del cocodrilo transmite la circunstancia de una inevitable adaptación biológica de esa especie con cierto peligro derivado de la contingencia posible y fatal en el traslado de las crías.

El destete es una forma primordial de la imago materna. Es, además, una regulación cultural, no instintiva. Lo positivo del complejo es el rechazo del destete. Es decir, la imago de relación nutricia que establece en forma de trasposición mental.Esta imago se adhiere al funcionamiento psíquico y, si bien en su inicio cumple, según Lacan, un papel positivo, termina convirtiéndose en un factor de muerte. En su abandono en relación a la muerte el sujeto busca reencontrar la imago materna que Lacan conecta con técnicas mágicas y concepciones teológicas soterradas y antiguas y que conforman una genérica constelación que une la nostalgia por un paraíso perdido antes del nacimiento y una oscura aspiración a la muerte.

En la parte dedicada a la intrusión el relato lacaniano se da a partir de la llegada de un hermano, como problema del primogénito. El complejo de intrusión es pensado mediante los celos y la rivalidad. Sin embargo, más que una rivalidad real se trata de una identificación mental. Lacan reconoce dos salidas para la intrusión y los celos: el amor-reconocimiento como objeto elegido o la identificación con el rival, que se transforma en interés y pasión. La imago del otro Lacan la liga con la imagen del cuerpo propio, haciendo jugar la referencia a lo que era su única invención teórica hasta ese momento: el estadío del espejo, que aparece en el declive del destete y posibilita el reconocimiento de su propia imagen para el sujeto. Ilusoria como cualquier imagen e inscripta en la estructura mediante una simbolización. 

La intrusión aparece en el momento de mayor debilidad debido al destete. En tanto complejo, lo reactiva llevándolo hacia la esquizofrenia o la neurosis hipocondríaca. El otro destino posible pasa por la destrucción imaginaria del rival que suele deslizarse hacia rasgos perversos o a la culpabilidad obsesiva. Sin embargo, Lacan se plantea que el complejo de intrusión pueda irrumpir con posterioridad al Edipo. El azar de la biología y los nacimientos permite varias combinaciones. En este caso, las pulsiones agresivas se traducen en ternura o en severidad.

En este texto lacaniano, el complejo de Edipo permite al sujeto llegar a los objetos ¿correctos? Es en ese sentido que el Edipo es reorganizador. El Edipo es la cima de la sexualidad infantil pero también es el triunfo de la represión que dejará reducidas al mínimo las imágenes sexuales hasta la pubertad. Las formas en que se perpetúan son designados por Freud como superyó o ideal del yo. Lo inconsciente está representado por el primero mientras que las formas conscientes por el segundo. Cuando la imago paterna se vuelve dominante polariza las formas más perfectas del ideal del yo en ambos sexos: el ideal viril en el varón y el ideal virginal en la niña.

En su presentación del Edipo, Lacan se plantea las condiciones de la propia erosión del complejo, cuya raíz encuentra en la declinación paterna. Y en la propia aparición del psicoanálisis, nacido en una Viena multicultural en la que un hijo del patriarcado judío imaginó el complejo de Edipo. Lacan invocando los datos de la experiencia analítica encuentra al padre en una situación continuada de falla, un lugar en el que nunca da la talla: ausente, humillado, dividido o postizo. De nuevo la paradójica economía de los instintos, siempre agotada, así como el fracaso de las sublimaciones colocan al neurótico en una posición en la que queda a merced, según Lacan, de la impotencia y la utopía. La impotencia que lleva al fracaso, las creaciones a las que recurre para vivir y la utopía que en el objeto que se procura en su rebeldía, dice Lacan, desconoce su propio movimiento.

(*) Texto de Alejandro Sosa Días sobre su intervención en la clase inaugural del Seminario de la Red AAPP “¿Declinaciones de lo familiar? -El psicoanálisis y los cuerpos hablantes”. Clase dictada por Julia Pernía y comentada por Alejandro Sosa Días el 6 de mayo del 2023, en el Centro Cultural Sánchez Viamonte en CABA.

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